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miércoles, 27 de julio de 2016

Homenaje a Jack Davis (1924-2016)



Ha muerto Jack Davis, uno de los más grandes artistas del comic book norteamericano. Su etapa más conocida fue la que le vinculó a la editorial EC de William Gaines donde dibujó relatos de terror, bélicos, históricos, de ciencia ficción y también de humor para la revista Mad


Antes de entrar en esta editorial, había trabajado en prensa para las series Mark Trail y The Saint como asistente de Ed Doods y Mike Roy respectivamente y después de EC trabajó para Atlas en comics del oeste y de ciencia ficción a menudo guionizados por el mismo Stan Lee, luego se convirtió en asistente de Will Elder en la realización gráfica de Little Annie Fanny además de colaborar para varias revistas en blanco y negro de la editorial Warren



Durante la década de los 60 y hasta su retiro colaboró intensamente con las revistas TV Guide, Playboy, Time, Life y otras realizando tanto relatos cortos como ilustraciones que le convirtieron en tremendamente popular en los Estados Unidos.
Además se encargo de numerosos carteles de películas, series de dibujos animados, portadas de discos y el diseño de muñecos. 


Su estilo combinaba el expresionismo más feroz con la caricatura más extrema en una mezcla que le hacía idóneo para cualquier tipo de historia y reconocible al instante. Poseedor de una gran narrativa fue el intérprete ideal de muchos de los relatos bélicos de Harvey Kurtzman y de terror de Albert Feldstein o William Gaines en las revistas de la EC. Algunas de sus historias - como el caso de la titulada Foul play! publicada en la revista The Haunt of Fear #19 de mayo/junio de 1953 - son de las más recordadas de la época dorada de esta mítica editorial.









Os dejo con una muestra ínfima de su maravilloso trabajo:














Nos ha dejado un auténtico maestro. D.E.P.

lunes, 25 de julio de 2016

Los comics de superhéroes que amo (4) Daredevil de Frank Miller



El comic de superhéroes moderno nació y creció con él. Esto es algo que siempre tendremos que recordar pase lo que pase, haga lo que haga con su carrera y con su vida Frank Miller. Y el comienzo de todo fue Daredevil, lo publique quien lo publique y aunque le pese a ciertas editoriales o a ciertos organizadores de salones de comic. Y el Daredevil de Miller empieza realmente en el #168 de la colección regular justo cuando Elektra entra en acción.


Antes podemos contar una decena de episodios dibujados por él, bastante correctos, donde se intuye que participa decisivamente en los argumentos y en los diálogos pero cuyos guiones están firmados mayoritariamente por el discreto Roger McKenzie.
Si atendemos al texto de presentación del primer comic book de Daredevil dibujado por Miller, el #158 de la serie regular de mayo de 1979, parece que los de Marvel ya presagiaban el éxito futuro del casi adolescente artista de Maryland, pero en aquellos tiempos estos textos venían casi de fábrica y se ponían por defecto aunque en esta ocasión diera de lleno en la diana.


En estos 10 episodios iniciales Miller se familiariza con el personaje y empieza a regalarnos sus famosas páginas de acción compuestas de viñetas rectangulares alargadas tanto horizontal como verticalmente. Es su etapa de aprendizaje que completa en un tiempo récord aunque haya que precisar que en esta época la colección era bimensual por lo que los plazos de entrega eran más razonables. 


Así pues la serie se va volviendo cada vez más urbana, cada vez más nocturna y cada vez más centrada en la vida de Matt Murdock y de los personajes que le rodean. Elektra aún no ha aparecido por lo que el contrapunto femenino lo encarna Natacha Romanof - más conocida como la Viuda Negra - y como si de un ensayo se tratase tienen que lidiar con el siempre mortífero Bullseye. No aparece Kingpin y Foggy está en un discretísimo segundo plano pero, con la perspectiva que dan las décadas, uno intuye un algo milleriano en aquellas páginas especialmente en el episodio del hospital donde el protagonista absoluto es... ¿lo adivinan? Ben Urich.


Tras más de año y medio en la colección y tras el repaso al origen del personaje que se produce en el #164 que hemos señalado arriba todo está dispuesto para que Frank Miller tome las riendas de la serie y se erija en el dueño absoluto de la franquicia. Y su etapa de plena autoría empieza a lo grande presentando a Elektra...


Elektra Natchios es una ninja, cazarecompensas, asesina a sueldo y primer amor de Matt Murdock que recibe el encargo de llevar a Europa un ladrón de poca monta. Después de tantos años la ex novia tiene que entrar en el territorio de Daredevil y se produce un épico enfrentamiento a la vez que nos enteramos de las circunstancias de su noviazgo en el pasado.
Es un episodio calcado a los que hizo 30 años antes Will Eisner en The Spirit presentando a Sand Saref pero sin embargo y paradójicamente supuso una renovación en el género. La mezcla de serie negra y superhéroes, la ambientación ciudadana y no sideral y sobre todo la atención hacia el conflicto interno de los personajes y no sólo a la lucha física agitaron el medio de una manera inédita hasta entonces.

Aunque volvería a tomar como referencia a The Spirit en varias ocasiones también se fija, en el aspecto formal, en obras mucho más lejanas; en concreto del Japón y en el manga que empieza a ser asimilado por Occidente. Obras como Lone Wolf and Cub son fundamentales para entender la pequeña revolución artística que Frank Miller realiza en su Daredevil.


El grueso de la etapa de Frank Miller en la colección de Daredevil comprende - prácticamente sin interrupciones - de los #158 al 191. Temporalmente abarca de mayo de 1979 hasta febrero de 1983 dándose la circunstancia que la colección pasa a ser mensual a partir de mayo de 1981. El equipo habitual a partir del #168 será el compuesto por Frank Miller (argumentos, guión y narrativa) Klaus Janson (acabados y entintado) y Glynis Wein o el mismo Janson coloreando. Tres años más tarde de abandonar la serie, en febrero de 1986, Frank Miller se reincorporaría a ella sólo escribiendo los guiones, pero ésto es materia para otro post.


La evolución mes a mes es espectacular; en su pleno apogeo podríamos definir la colección como una mezcla ajustada de comic de superhéroes, género negro y películas de ninjas.
La conjunción entre los textos y las imágenes es revolucionaria y el tono se balancea intrépidamente entre el hard-boiled más duro de Mickey Spillane al humor más socarrón e irreverente de Donald E. Westlake. Argumentalmente la acción principal se estructura en torno a la ascensión al trono de rey del hampa de Kingpin y a los esfuerzos de Daredevil por evitarlo. En medio de este fuego cruzado: Elektra, Bullseye, Ben Urich, Foggy Nelson, TurkVanessa Fisk...


El punto culminante, el meollo de la trama lo podemos situar en los números 179, 180 y 181 siendo este último un capítulo doble de 38 páginas. Son en la práctica 4 episodios donde se disparan todas las hostilidades y se desencadenan todas las tramas para desembocar en un apoteósico desenlace. Elektra, Bullseye, Kingpin y Daredevil luchan denodadamente para acabar empatando y configurando un escenario, un status-quo que parece ser vigente aun en la actualidad. Se produce una de las muertes más famosas de Marvel (una de las tres más famosas para ser precisos y curiosamente todas de mujeres) y las consecuencias de esta muerte marcarán la serie durante años, casi décadas.


En estos 4 números está la esencia del primer Daredevil de Frank Miller; acción, reacción, la violencia y sus consecuencias.
A partir del #182 Miller se va desligando cada vez más de la colección dejando a Klaus Janson apartados cada vez mayores del arte. Podemos encontrar sin embargo episodios interesantes donde Miller y Janson experimentan con el lenguaje narrativo e intentan mantener el interés en la serie. Aparecen personajes estelares de la época como El Castigador o viejas amigas con aires renovados como la Viuda Negra pero se aprecia un cierto cansancio, una ligera repetición de fórmulas ya conocidas y también un malestar por parte de Miller por las injerencias de la compañía. La condición de serie hot, de comic book del que todo el mundo habla tiene como contrapartida negativa la falta de libertad creativa. Además el ruido de fondo es ensordecedor y las presiones son enormes para que cierto personaje resucite...


Y lo que tenía que pasar, pasó y Miller se cansó y decidió abandonar la serie. Realiza el encargo de "resucitar" a Elektra de una forma bastante ambigua y malsana. Y se permite el lujo de escribir y dibujar un último capítulo - el #191 - donde reflexiona sobre el héroe y su reverso. Este episodio titulado Ruleta está entre lo mejor que ha hecho nunca Miller en el comic mainstream y supone un perfecto broche final a esta primera etapa a cargo de la serie.


Ruleta es toda una declaración de principios y es también una constatación de que los comics de superhéroes habían dejado la etapa de la adolescencia para enfilar una turbulenta madurez. Pocos años más tarde Alan Moore y el mismo Frank Miller demolerían el género para asentarlo en nuevas bases. Sus obras fueron magníficas cargas de profundidad que dinamitaron completamente lo viejo, lo caduco y lo repetitivo del medio pero que desgraciadamente sólo contribuyeron a crear unas estructuras renovadas, quizás más sólidas, pero con los mismos vicios de antaño y sin su componente de inocencia, de frescura y naturalidad. Pero no puede decirse que Miller no lo intentará. Luchó denodadamente para conseguir una renovación y además nos dejó un buen puñado de historias a las que siempre volveremos. Y como decíamos antes su Daredevil fue el inicio de todo...


Salut!

martes, 19 de julio de 2016

4 Lecturas para el verano



FLASH GORDON, vol. 1 de Dan Barry et altri. Titan Comics.

Es la recopilación casi perfecta y definitiva de las tiras diarias de la serie Flash Gordon realizada por Dan Barry y su equipo. Este primer volumen recoge las dailies desde el 19 de noviembre de 1951 hasta el 24 de octubre de 1953. Casi dos años de pura ciencia ficción y aventura de la buena.
Dan Barry recibió el encargo de Ward Greene de reinterpretar el personaje clásico creado por Alex Raymond y transformó una serie de space-opera en una de ci-fi. La secuencia de apertura es toda una declaración de principios publicada 17 años antes del lanzamiento del primer cohete tripulado a la Luna.


Este primer volumen de Titan Comics llega más adelante en la narración que el primer y único tomo que editó hace unos años en castellano Panini, concretamente hasta la primera aparición de Los Chicos del Espacio un grupito de adolescentes que dió mucho juego en la serie.
El dibujo y la narrativa son extraordinarios y podemos apreciar el rigor y talento que nos ofrecen los diversos artistas encargados de la serie siempre dirigidos por Barry. Él mismo tenía un talento descomunal y se aprecia perfectamente su estilo en las 2 primeras historias, principalmente la segunda, que narra un motín en una cárcel espacial, un tema que ya había dibujado en el comic book Crime does not Pay sin el aderezo fantástico.


Entre sus colaboradores encontramos a Harvey Kurtzman a los guiones e incluso haciendo los bocetos o a Frank Frazetta que participó principalmente en la historia titulada La Caja del Tiempo. En definitiva estamos ante una obra maestra del comic mundial editada adecuadamente y con visos de continuidad no como otras... Lo único discutible es la elección de la viñeta de la parte inferior de la portada. Muy mejorable...


CRISÁLIDA de Carlos Giménez.  Reservoir Books.


Una vez más Carlos Giménez lo ha vuelto a hacer. Después de una obra tan personal e irregular como Pepe donde uno tenía la sensación que te explicaban algo asombroso pero de forma desordenada, donde uno tenía la impresión de estar ante el recuento exhaustivo pero no elaborado de las vivencias de una persona única e irrepetible, después de tener la certeza de que nada volverá a ser como antes, de que el mejor capítulo de Carlos Giménez se ha terminado por una lógica vital e inexorable... después de hacerme todas estas reflexiones he leido Crisálida con una mezcla de asombro y alegría que ha convertido esta experiencia en algo maravilloso.
Crisálida es una obra redonda - esta vez sí - y es además una historia necesaria; una visión lúcida y precisa de la realidad contemporánea. 


Permitidme la extravagancia pero si tuviese que emparentar Crisálida con otra obra de Giménez la primera que me viene a la cabeza es Koolau el leproso. Por la necesidad de la lucha, por la feroz resistencia a lo injusto y a lo arbitrario y por supuesto también por la dignidad en la derrota... El personaje de Raúl tan desencantado, tan decepcionado pero a pesar de todo rebelde y fiel a sí mismo me parece un autentico resistente en un siglo XXI tan falto de luchadores.


Una vez leído el episodio de las adaptaciones fallidas de Paracuellos al cine un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Y una pregunta me tortura respecto al último y más ultrajante intento; a santo de qué necesitaban "ellos", los de siempre, los que nunca se han ido, los del dinero; a santo de qué querían utilizar el nombre de Carlos Giménez y de Paracuellos para tergiversar la Historia. ¿No tienen el suficiente dinero para hacerlo sin adulterar esta obra? o es que en su afán revisionista supone un plus machacar un documento histórico y una obra de arte tan magnífica y tan inmortal como la que parió Giménez hace más de 40 años. "Ellos" no olvidan, no perdonan y no descansan... pero Raúl/Carlos tampoco, afortunadamente.


Quedan muchas cosas por explicar como el ingenioso recurso narrativo de desdoblar la personalidad del autor en dos personajes; Pablo y Raúl, o como el prodigioso talento narrativo de Giménez consigue que una sucesión de monólogos nos parezca apasionante y también que su dibujo es cada vez más estilizado sin perder un ápice de rotundidad y eficacia pero me gustaría terminar con el inevitable final. No es una cobardía, ni una renuncia es un acto de coherencia y rebeldía. El protagonista no quiere dejarse llevar por la vida y toma las riendas hasta el final. Para Carlos/Raúl es más importante como se vive, como se lucha que la simple supervivencia sin objetivo.
Por todo esto, Raúl/Carlos, tienes razón... pero espero que entiendas que vamos a pasar el resto de nuestra vida intentando quitártela.


SODA de Philippe Tome, Luc Warnant y Bruno Gazzotti.  Ponent Mon.


El primer volumen del integral de Soda editado por Ponent Mon es toda una gozada. Está compuesto por las 4 primeras historias del personaje y la serie es una mezcla de humor y policíaco muy atractiva y divertida.
Soda fue creada a mediados de los 80 y bebe tanto en fuentes franco-belgas como Gil Jourdan (Pupila o Pupil.la aquí), Theodore Poussin o Los Innombrables como del género negro más yanqui de los 80 por ejemplo la serie televisiva Hill Street Blues o las novelas de Lawrence Block. Sin embargo, y seguramente por casualidad, la referencia más cercana sería Merdichesky de Trillo y Altuna por su temática, por el tono e incluso por personajes parecidos.



Sus creadores son Philippe Tome a los guiones y Luc Warnant en el aspecto gráfico aunque a partir del tercer tomo el arte corre a cargo de un eficaz Bruno Gazzotti. Las historias están bien hilvanadas, los gags bien encadenados y el aspecto gráfico es impecable; siempre eficaz a veces espectacular.
Una sorpresa más que agradable.

WHITE INDIAN de Frank Frazetta. Norma Editorial.


De las 4 novedades reseñadas ésta es la que a priori menos interés tiene para mí. No soy un ferviente fan de Frank Frazetta como artista de comics y este personaje no es esencial en la historia del comic book norteamericano. Es pero una rareza dentro del género por situarse en el bando de los nativos americanos y por supuesto por contar con el arte de Frazetta que sobresale de la vulgaridad media de la época. Pero lo que hace especial este recopilatorio publicado por Norma Editorial es la calidad de la edición. La reproducción de las planchas es magnífica, los negros exactos y la corrección de los desajustes de color espectaculares. Cuenta además con un texto introductorio más que eficaz que sitúa la obra en su contexto y lo más importante aporta un índice de episodios con la fecha y revista de publicación que debería ser obligatorio en todas las ediciones de este estilo.


White Indian es, junto a la strip Johnny Comet, el personaje que más dibujó Frank Frazetta en la etapa inicial de su carrera más centrada en el comic que en la ilustración. Evidentemente no lo he comprobado pero creo que dibujó más episodios de este personaje que de Thun'da aunque este último esté más asociado a la figura de Frazetta. El argumento es simple y explota las aventuras del colono y explorador Dan Brand que acaba siendo aceptado por una tribu india. La serie también llevó el título de Dan Brand and Tipi. El libro cuenta además con el añadido de diversos ejemplos de historias de una sola página de temática bélica o de interés humano dibujadas en la misma época por Frazetta para la revista Heroic Comics.


Es por lo tanto una novedad muy recomendable para los amantes del comic book y una oportunidad histórica para los fans de este personaje y los de su autor Frank Frazetta que pueden disponer de una edición modélica de un clásico del comic book en castellano algo no muy frecuente en estas latitudes.

Son 4 recomendaciones que creo podrán refrescar este verano que se presume será absolutamente inmisericorde.

Salut!