UN SITIO PARA AMANTES DE LOS COMICS

lunes, 16 de noviembre de 2015

Je suis parisien...

...et citoyen du monde.


Jacques Tardi.






Frank Robbins.




Enki Bilal.






Jean-Claude Mézières.




(...) la Tour Eiffel a froid aux pieds
l'Arc de Triomphe est ranimé
et l'Obélisque est bien dressé  
entre la nuit et la journée

Il est cinq heures 
Paris s'eveille
Paris s'eveille

Les journaux sont imprimés
les ouvriers sont deprimés
les gent se lévent, ils sont brimés
c'est l'heure ou je vais me coucher

Il est cinq heures 
Paris se léve
Il est cinq heures
je n'ai pas sommeil

(Il est cinq heures, Paris s'eveille.  Jacques Dutronc)


Hoy más que nunca; Salut! y tengan cuidado ahí fuera.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Fell. Un policíaco existencialista



¿Que tiene Fell que lo destaque de la media, incluso de la media de comics escritos por Warren Ellis? Simplemente que es un buen comic.
Con esto no quiero decir que Ellis escriba malos comics. No. A menudo acierta. Adoro Planetary; me parece una serie maravillosa, única y gran parte del mérito es del guionista. Admiro The Authority donde demostró que se podían hacer comics de superhéroes amenos, modernos e inteligentes y también me divirtió mucho Transmetropolitan pero sus comics más recientes... Eso ya es otra cosa.


Sin embargo Fell es bueno. Es un policíaco interesante, con tramas bien estructuradas y personajes bien definidos que penan por un escenario tan deprimente como atractivo.
Está dibujado por Ben Templesmith que hace un trabajo eficaz y original adaptándose con su estilo expresionista a las exigencias del escritor, Warren Ellis, que buscó llenar las páginas de esta serie de una estructura narrativa férrea y más densa que la de los comic books actuales. Son 16 páginas por episodio con un caso resuelto en cada uno de ellos y son 9 capítulos publicados de los que en España se conocen 8 incluidos en un álbum editado por Norma el año 2008 y titulado Fell: Ciudad Salvaje.


Más recuerdos desde otra ciudad sombría.

Fell explica los casos de un policia, Richard Fell, destinado al siniestro distrito de Snowtown de una ciudad sin nombre. En este distrito - una ciudad entera de hecho - mora una comisaría donde trabajan el quejica teniente Beard, su neurótica secretaria y tres detectives y medio. Ahora uno de ellos es Richard Fell que desde el inicio demuestra que es un buen policía y también que oculta oscuras razones por las que ha sido trasladado a Snowtown. En el pasado de este detective de homicidios hay dos sucesos no explicados que son la causa de este destino provisional al otro lado del puente.


La ciudad de Snowtown con la eterna neblina que la envuelve se erige en la protagonista absoluta de las historias. Sus calles sucias y desiertas, los muros llenos de pintadas con una s roja tachada, la sensación de peligro que las invaden y el acentuado aspecto de pobreza y abandono son algo más que un decorado; definen el estilo y el tono de una serie que nos va desvelando al mismo tiempo que a su protagonista la fauna que las habita. Perdedores llenos de resentimiento y predadores sin escrúpulos.


En este ambiente de precariedad y neurosis Fell intenta resolver sus casos demostrando grandes aptitudes detectivescas y al mismo tiempo preocupantes debilidades de carácter que le llevan a tomarse ciertas licencias legales para atrapar al culpable y que le llevan incluso a cometer graves errores que paga muy caro. Sin embargo su labor se revela titánica en este ambiente decadente, depresivo y lleno de autocompasión.
Para ello Warren Ellis se fija en historias mínimas pero de gran carga emocional que se pueden encontrar en los breves de cualquier diario de cualquier ciudad. Historias que nos dibujan una sociedad enferma donde las personas no escuchan ni son escuchadas por sus semejantes ni tampoco por sus allegados. Algunas de estas personas resuelven sus conflictos internos mediante el crimen. Otras son víctimas que se lamentan sin que nadie parezca escucharlas. Sólo Richard Fell parece saber descifrar estas súplicas pero casi siempre es demasiado tarde.


Otro punto fuerte de esta serie inacabada son sus personajes secundarios. Por las páginas de Fell deambulan un catálogo inigualable de psicópatas, egocéntricos e inadaptados que reflejan con brutal lucidez la máquina de triturar personas en que se ha convertido la sociedad actual.
Frente a este caos emocional la relación entre Richard Fell y Mayko se revela como un oasis de ternura y esperanza que despierta una sonrisa en el atribulado lector. Y es que Mayko es un personaje de los que dejan huella; literalmente se te queda grabada en la piel...
Tenemos a demás los componentes de la Comisaría de la calle Luna a cual más patético, a los criminales que atrapa Fell a cual más desequilibrado y a la monja bajita con careta de Richard Nixon que no sabemos nunca que trama pero que seguro que algo gordo esta tramando.


El ejemplo de los maestros.

Para realizar esta serie Warren Ellis se obligó a seguir una estructura de página férrea. Quería llenar de contenido cada historia, condensar al máximo sus tramas y eliminar lo superfluo. Para ello se marcó una división de la página en 9 viñetas que se rompería esporádicamente y tan solo a beneficio de la acción. Esta estructura, usada en series como Bogey o Watchmen, marca un ritmo de lectura sostenido que beneficia la fluidez del relato. Ellis reconoce además que para adaptarse a la extensión de 16 páginas se estudió con detenimiento la serie The Spirit de Will Eisner y equipo.


El arte de Ben Templesmith  se somete a las necesidades del guionista y no dificulta la lectura de las historias. Su mayor rasgo estilístico es el impecable uso narrativo del color que dota a cada secuencia de un tono perfectamente estudiado para acentuar la acción. Su trabajo con los personajes es modélico y la descripción de la ciudad de Snowtown, perfecta de tal manera que parece que estemos deambulando por sus gélidas calles cada vez que pasamos la vista por una de las páginas.


Fell es un policíaco diferente. Un comic negro de personajes y de ambientes que esconde en su núcleo una desesperanzada pero tierna visión del ser humano y es además un excelente retrato de un policía íntegro pero falible que oculta un secreto que quizás nunca podamos descubrir.
Alack Sinner, Bogey y Sam Pezzo sonríen porque tienen otro amigo en las calles. Evaristo, Jim Gordon y el teniente Dante ya pueden respirar tranquilos porque a Snowtown ha llegado un poli de verdad; tal y como dicen en la serie The Wire: "a real police".


Salut!